Cuando el deporte sale ganando
LOS GESTOS DE DEPORTIVIDAD QUE DEJARON HUELLA EN 2008
El respeto, la caballerosidad y la consideración hacia el adversario son valores que enaltecen al deporte cuando se ponen en práctica. Este año que termina también nos ha dejado algunos de esos casos de deportividad que merecen ser siempre destacados para que puedan servir de ejemplo en el futuro a otros deportistas.
El espíritu olímpico resucitó en los Juegos de Pekín con el abrazo que se dieron la rusa Natalia Paderina y la georgiana Nino Salukvadze en el podio de tiro con pistola de aire a 10 metros. En esas fechas, sus países estaban en guerra pero ellas decidieron colaborar por la paz con un gesto cargado de simbolismo. "Yo gané muchos amigos gracias al deporte, no sólo en Rusia sino también en muchos otros países. Nino compitió para la Unión Soviética durante muchos años. Somos amigas y nuestro abrazo debería mostrar a los políticos que pueden aprender del deporte", declaró Paderina.
"La competición fue una victoria para el deporte porque el deporte significa amistad. Tuvimos muchas grandes guerras en el siglo XX y lo que necesitamos es paz. Es algo que los políticos podrían aprender del deporte", sentenció Salukvadze. Ganaron la medalla de plata y de bronce, respectivamente, pero sus palabras a favor de la deportividad merecieron un oro.
Buenos detalles en España
En España, también hemos sido protagonistas de bonitos gestos de deportividad durante 2008. Uno de ellos lo protagonizó el Fútbol Club Barcelona en reconocimiento al Real Madrid dedicándole el pasillo de honor que todo campeón merece, por muy enemigo eterno que sea.
El público del Santiago Bernabéu también demostró categoría cuando dedicó un gran aplauso al italiano Alessandro Del Piero mientras se retiraba a los vestuarios. El italiano había marcado los dos goles que dieron el triunfo a la Juventus ante el Real Madrid. La Champions League también fue escenario de otro gran momento cuando los aficionados de Atlético y Liverpool confraternizaron en la grada del Vicente Calderón al término del partido intercambiándose bufandas y camisetas mientras cantaban a la par.
En tenis, la lección de deportividad la dio Feliciano López y el resto de integrantes del equipo español de Copa Davis cuando cantaron Argentina, Argentina después de proclamarse campeones Mar del Plata para enterrar la polémica que había surgido tras las desafortunadas declaraciones de Juan Martín Del Potro sobre Nadal y las tensiones que hubo con la actitud del público durante la final.
El ejemplo de los más pequeños
Probablemente, el gesto de deportividad más bonito del año sucedió durante un partido de alevines disputado en Cataluña entre el Roses y la Fundación Sánchez Libre. El equipo visitante sólo contaba con diez jugadores y tuvo que alinear a un crío de 6 años, hermano de uno de los jugadores. Cuentan las crónicas de quienes presenciaron el partido que el pequeño se esforzó para estar a la altura de sus compañeros, pero cinco años de diferencia de edad eran demasiados.
Conscientes de la ilusión que le haría marcar un gol a Robert, ambos equipos se compincharon en un acto de generosidad que difícilmente olvidará el pequeño protagonista de esta historia. Sus compañeros le cedieron el balón y los rivales empezaron a caer al suelo sin quitarle el balón hasta que llegó solo a la portería y batió al portero. Todos, compañeros y rivales, celebraron el gol con Robert, un niño de seis años para quien lo importante no era ganar, empatar o perder, sino participar.
En las categorías inferiores es muy importante que los adultos den ejemplo a los niños, no al revés. Lo sabe bien Víctor Cabezón, entrenador del infantil del Club Deportivo Torremoya de Málaga, que este año tuvo un gesto que le honra ante La Cala. Su rival había acudido al partido sólo con once jugadores y se quedó con diez tras la lesión de uno de ellos. Sin dudarlo dos veces, retiró a uno de sus jugadores del terreno de juego para competir en igualdad numérica. El técnico del Torremoya no quería que una goleada escandalosa hiciese perder la ilusión por el fútbol a chavales de 12 y 13 años que sólo quieren divertirse un rato. También es importante saber ganar.
El respeto, la caballerosidad y la consideración hacia el adversario son valores que enaltecen al deporte cuando se ponen en práctica. Este año que termina también nos ha dejado algunos de esos casos de deportividad que merecen ser siempre destacados para que puedan servir de ejemplo en el futuro a otros deportistas.
El espíritu olímpico resucitó en los Juegos de Pekín con el abrazo que se dieron la rusa Natalia Paderina y la georgiana Nino Salukvadze en el podio de tiro con pistola de aire a 10 metros. En esas fechas, sus países estaban en guerra pero ellas decidieron colaborar por la paz con un gesto cargado de simbolismo. "Yo gané muchos amigos gracias al deporte, no sólo en Rusia sino también en muchos otros países. Nino compitió para la Unión Soviética durante muchos años. Somos amigas y nuestro abrazo debería mostrar a los políticos que pueden aprender del deporte", declaró Paderina.
"La competición fue una victoria para el deporte porque el deporte significa amistad. Tuvimos muchas grandes guerras en el siglo XX y lo que necesitamos es paz. Es algo que los políticos podrían aprender del deporte", sentenció Salukvadze. Ganaron la medalla de plata y de bronce, respectivamente, pero sus palabras a favor de la deportividad merecieron un oro.
Buenos detalles en España
En España, también hemos sido protagonistas de bonitos gestos de deportividad durante 2008. Uno de ellos lo protagonizó el Fútbol Club Barcelona en reconocimiento al Real Madrid dedicándole el pasillo de honor que todo campeón merece, por muy enemigo eterno que sea.
El público del Santiago Bernabéu también demostró categoría cuando dedicó un gran aplauso al italiano Alessandro Del Piero mientras se retiraba a los vestuarios. El italiano había marcado los dos goles que dieron el triunfo a la Juventus ante el Real Madrid. La Champions League también fue escenario de otro gran momento cuando los aficionados de Atlético y Liverpool confraternizaron en la grada del Vicente Calderón al término del partido intercambiándose bufandas y camisetas mientras cantaban a la par.
En tenis, la lección de deportividad la dio Feliciano López y el resto de integrantes del equipo español de Copa Davis cuando cantaron Argentina, Argentina después de proclamarse campeones Mar del Plata para enterrar la polémica que había surgido tras las desafortunadas declaraciones de Juan Martín Del Potro sobre Nadal y las tensiones que hubo con la actitud del público durante la final.
El ejemplo de los más pequeños
Probablemente, el gesto de deportividad más bonito del año sucedió durante un partido de alevines disputado en Cataluña entre el Roses y la Fundación Sánchez Libre. El equipo visitante sólo contaba con diez jugadores y tuvo que alinear a un crío de 6 años, hermano de uno de los jugadores. Cuentan las crónicas de quienes presenciaron el partido que el pequeño se esforzó para estar a la altura de sus compañeros, pero cinco años de diferencia de edad eran demasiados.
Conscientes de la ilusión que le haría marcar un gol a Robert, ambos equipos se compincharon en un acto de generosidad que difícilmente olvidará el pequeño protagonista de esta historia. Sus compañeros le cedieron el balón y los rivales empezaron a caer al suelo sin quitarle el balón hasta que llegó solo a la portería y batió al portero. Todos, compañeros y rivales, celebraron el gol con Robert, un niño de seis años para quien lo importante no era ganar, empatar o perder, sino participar.
En las categorías inferiores es muy importante que los adultos den ejemplo a los niños, no al revés. Lo sabe bien Víctor Cabezón, entrenador del infantil del Club Deportivo Torremoya de Málaga, que este año tuvo un gesto que le honra ante La Cala. Su rival había acudido al partido sólo con once jugadores y se quedó con diez tras la lesión de uno de ellos. Sin dudarlo dos veces, retiró a uno de sus jugadores del terreno de juego para competir en igualdad numérica. El técnico del Torremoya no quería que una goleada escandalosa hiciese perder la ilusión por el fútbol a chavales de 12 y 13 años que sólo quieren divertirse un rato. También es importante saber ganar.
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